Llombai acelera el acondicionamiento de la torre Aledua

Llombai cumple los objetivos previstos desde la firma de la Torre Aledua, en enero de 2021. El acondicionamiento de esta edificación histórica está cada vez más cerca. Ya se ha realizado el estudio de catas y el Plan Director para su remodelación, con ayuda de la Diputación de Valencia, y se ha procedido a la instalación de andamios para reforzar la estructura y evitar posibles derrumbamientos, debido al avanzado estado de deterioro que presentaba la torre, sobre todo en el techo. Los técnicos y arqueólogos de la Universidad Politécnica de Valencia trabajan sobre el terreno, realizando, además, estudios geotécnicos para trazar las líneas de actuación en este edificio, ya en propiedad de todos los vecinos de Llombai. Así pues, el alcalde del municipio, Josep Forés, ha pedido otra ayuda pública de 100.000 euros, todavía pendiente de aprobación, para finalizar el proyecto y seguir en la línea de trabajo marcada, luchando por el cuidado del patrimonio local. Desde la alcaldía, José Forés ha confirmado que desde el consistorio prevén que, en poco tiempo, la Torre Aledua quede reformada: “Es una de las piezas clave de nuestra historia como pueblo y no podemos hacer otra cosa que trabajar incansablemente para su recuperación y acondicionamiento, siempre manteniendo la esencia que la ha hecho única para todos los vecinos y vecinas”.

Un estandarte de la historia local

El castillo de Aledua es una fortaleza del siglo XII situada sobre una colina a la izquierda del río Magro y a unos cuatro kilómetros al este del casco urbano, en el despoblado de Aledua. De planta rectangular, cuenta con una torre situada en el centro, de tres alturas y sótano. La torre tiene una base cuadrada de 7,3 por 7,3 metros y una altura aproximada de 16,5 metros sobre el terreno circundante. Es muy similar en los otros castillos árabes de esta parte de València, casos de los cuales se pueden observar en la Torre Muza de Benifaió, la Torre Espioca, la de Almussafes y otros. Unos granados silvestres abandonados alrededor del castillo dan fe de la construcción de esta atalaya-fortaleza por los árabes, puesto que fueron ellos, precisamente, los que introdujeron el cultivo de granados en la península ibérica. De hecho, el topónimo deriva del árabe العدوة (al-idwa) «la orilla [de un río]». La suya primera referencia documental viene del Libro del Reparto, de 1238.

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